jueves, 21 de abril de 2011
miércoles, 20 de abril de 2011
INONCENCIA EN CALLES MACABRAS
Es de saber que todos los países, incluyendo el nuestro, afrontan problemas que se crean en todas las sociedades, procurando siempre vivir con buena vivienda, educación, salud y obviamente, la seguridad. En el Quindío y, más aun, el municipio de Calarcá presentan un alto índice de inseguridad causando gran intranquilidad en sus habitantes.
Las noches calarqueñas contienen cierto grado de peligrosidad, debido a lugares con poca luz, los cuales, son aprovechados por algunos personajes, amigos de lo ajeno, para hacer de las suyas. Muchos toman con naturalidad el hecho de tener precaución cuando pasan por algunas zonas de las ciudades en que viven, preferir andar acompañados después de determinadas horas de la noche, hasta entregarse a uno que otro santo que por medio de rezos se le implora protección.
Es bastante común que el aspecto de aquellas personas nos prevenga en la distancia; el uso de esa jerga fría y los elementos corto punzante que pueden causarnos cualquier tipo de daño. En ese momento pasan muchas cosas por la cabeza, no sabemos cómo reaccionar ante semejante amenaza, podemos correr, gritar, defendernos pero ¿cuál sería la mejor opción?.
Muchos hemos sentido esta angustia pero en una visión global cualquier intento de hurto es grave, puede desprenderse un caos si la situación se sale de control, como le sucedió a José Julián Arbeláez profesional en control de alimentos del SENA, que a sus 26 años de vida ha experimentado no solo un atraco, sino cuatro, siendo el ultimo el mas traumático y doloroso.
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Este joven habitante del lugar que se deleitó de los grandes y recordados poemas de Baudilio Montoya, disfrutaba en la noche del 25 de febrero de un rato de tertulia y unas cuantas cervezas con dos amigos. Después de despedirlos, a las 12:50 am, más o menos y a una cuadra de su casa, fue sorprendido por un hombre y una mujer que en cuestión de segundos lo atacaron sin una palabra de por medio, en su necesidad de defenderse de aquel hombre que lo agarró del cuello, usó toda la fuerza que pudo, haciendo que, juntos, cayeran al piso, estrellándose contra al asfalto, en donde la mujer, que previamente observaba desde un costado de la calle, se abalanzó hacia ellos para registrar sus bolsillos.
Los asaltantes después de robarle las gafas y un celular salieron corriendo, mientras Julián se ponía de pie y retomaba su camino sintió que su brazo derecho estaba mojado, al observar notó que estaba empapado en sangre y sin más espera y un poco mareado se dirigió al hospital, allí fue atendido inmediatamente pues había sido apuñalado en seis partes de su cuerpo. “No entiendo porque no sentí ninguno de esos chuzones, además todo ocurrió demasiado rápido, no me permitieron pensar en casi nada”.
José Julián no ha sido el único que en los últimos meses se ha enfrentado con la muerte por elementos, que en realidad, valen muy poco a comparación de lo que vale una vida. La preocupación se vuelve más común en los habitantes y salir a las calles de Calarcá se convierte casi en una aventura de suspenso, en un cuento de terror, ya que se es consciente que salimos bien de nuestros hogares pero no sabemos si volveremos completos.
La alcaldía ha llegado a la conclusión de que hay dos factores importantes que están involucrados con el incremento de la inseguridad no solo en Calarcá, en Colombia, sino en todo el mundo. Una de ellas es el micro tráfico, ya que en Calarcá desafortunadamente hay mucho consumo de sustancias alucinógenas y eso lleva a la juventud a que robe para poder adquirir el vicio. La otra es la falta de orientación de los padres, pues muchos de los jóvenes que están en malos pasos se acuestan y se levantan sin “Dios y sin ley”.
El señor Nolasco Londoño, Secretario de Gobierno del municipio afirmó que se están implementando nuevos sistemas para el control de esta problemática en compañía con la policía, la SIJIN, el CTI y el DAS. Estos consisten en allanamientos que han dado buenos resultados, también se le ha hecho seguimiento a los consumidores, a pesar de que el consumo no está prohibido ellos tratan de tener un acercamiento con estas personas para que estos grupos se disuelvan y darle más seguridad al sector.
Una de las modalidades más frecuentes para cometer los atracos callejeros es el rasponazo en bicicletas, donde las más afectadas son las mujeres. Debido a esto, la alcaldía con la colaboración del tránsito están exigiendo llevar consigo los papeles del vehículo totalmente al día, de lo contrario las bicicletas son retenidas y llevada a los patios.
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Una de las quejas más constantes es la falta de policías profesionales, pues la mayoría son bachilleres, a esto responde Luz Aidé Grajales, secretaria de la estación de policía, “No, la verdad aquí en la unidad somos cuarenta y ocho policías profesionales y diez auxiliares bachilleres, pero no puedo negar que somos muy pocos para abarcar todo el sitio, a pesar de que el servicio es permanente”. Otra de las quejas es que las diez cámaras de seguridad que están ubicadas estratégicamente, no están todas en funcionamiento y son un elemento importante para las pruebas requeridas a la hora de denunciar, el señor Nolasco Londoño afirmó que solo la mitad de las cámaras están operando constantemente porque las demás están siendo acopladas a la nueva tecnología y en mantenimiento, además aseguro que serán instaladas cinco más en las salidas de Calarcá como en la vía a Chagualá.
Para ir supliendo las necesidades de la comunidad se han aumentado los organismos de seguridad, también el CAI ubicado al frente de la plaza de Bolívar presta sus servicios en el día, el cual es destinado para la vigilancia del sector comercial y se ha rescatado el trabajo que realizan las patrullas que son dividas por sectores y trabajan las 24 horas. Sin embargo son insuficientes para brindar total seguridad.
Algo que es más preocupante, no sólo por la comunidad, sino para las autoridades, es que la mayoría de delitos están siendo cometidos por menores de edad, dejando de ser niños, para entregarse a la vida nocturna y delictiva. Pasan por alto el toque de queda, horario establecido para que estos circulen libremente por las calles después de las 10 de la noche.
Luz Aidé Grajales cree que esta problemática se debe no solo a las leyes colombianas tan débiles, sino a la descomposición social y la falta de inculcar valores desde el seno del hogar, ya que los jóvenes se salen de control y muchos aprovechan la ausencia de sus progenitores para hacer sus fechorías, sin embargo las autoridades no dejan de hacer su trabajo aunque sea complicado. Además se escudan que al cumplir la mayoría de edad su pasado judicial comienza prácticamente a contar de ceros, mientras tanto sus faltas no son condenables y son llevados por un tiempo a reformatorios, lo cual parece que no es suficiente.
Otro factor involucrado es que muchos piensan que es una pérdida de tiempo realizar un denuncio cuando el robo ha sido menor, pero no tienen en cuenta que la persona que los robó hoy, mañana puede robar a alguien más; por eso es importante el denuncio a pesar de ser un proceso largo, sí el ciudadano no deja el antecedente la policía no puede proceder al menos que sea un caso de flagrancia. “Es un proceso algo cansón y hasta complicado pero es necesario, pues de esta forma el asaltante va tener un tope de denuncias que después permitirá realizarle una condena”, afirmó secretaria del cuartel de policía de Calarcá.
Ante esto José Julián opina que la denuncia es importante, pero hay que fortalecer los procesos que se realizan, además de concretar la seguridad en el municipio, no solo para las personas importantes de este sino para la comunidad en general.
En definitiva es un trabajo en equipo ya que se pueden lograr buenos resultados, a pesar de las leyes colombianas que notablemente son muy débiles y que de cierta forma ha contribuido a esta problemática.
En la oscuridad de la noche, en la claridad y soledad de las mañanas, en un aguacero de la tarde; cualquier momento puede ser propicio para los amigos de lo ajeno, amigos que pueden llegar a ser más jóvenes, más violentos, más conocidos de lo que uno se imagina; que hacen que la palabra inseguridad pueda ser fácilmente aplicable a distintas situaciones y personas; pero que con la corrección de las políticas utilizadas, podría lograr que las calles nuevamente se poblen, las luces se enciendan y no existan más ‘amigos’, que los verdaderos y más ladrones que los que asustan en los cuentos.
domingo, 3 de abril de 2011
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